Nuestra Historia

Visiones de los Integrantes Museo Histórico y Militar

LA REALIDAD DE LAS CAMPAÑAS DE LA INDEPENDENCIA

A muchos de nosotros, la enseñanza tradicional de la Historia de Chile en los colegios nos pudo haber dejado una sensación relativa a que, durante el proceso de nuestra independencia nacional, los chilenos eran todos patriotas y bienintencionados, mientras que los españoles eran todos realistas y malintencionados.

Pero en la realidad no fue así.

En el bando patriota, o independentista, formaron filas tanto criollos como peninsulares; y lo mismo ocurrió en el bando realista.

Ya a estas alturas es evidente que las guerras de independencia, tanto en Chile como en los demás países hispanoamericanos, fueron guerras civiles, o internas. Y que los patriotas no eran todos virtuosos y que los realistas no eran personas necesariamente malvadas.

Siempre la realidad de la historia de la humanidad es más compleja y diversa que lo que aparenta en un primer acercamiento.

Si se examinan los documentos que nos ha dejado el pasado sobre nuestro proceso de independencia, llama bastante la atención como, una vez instalado Bernardo O’Higgins en Santiago como Director Supremo luego de la victoria de Chacabuco, envió al sur a Juan Gregorio de Las Heras con una fuerza militar para consolidar el triunfo patriota en esa región. Pero Gregorio de Las Heras pudo advertir, en su avance hacia el sur, que al norte del río Maule la población era muy afecta a la independencia; sin embargo, al sur de ese río, los habitantes eran muy proclives a la causa del Rey.

Lo anterior no debe extrañar, pues lo mismo ocurrió en los demás países de la región.

Es que, para muchos americanos, la fidelidad al monarca español era algo natural y legítimo, mientras que la desafección hacia su persona era vista como una falta gravísima.

Ello explica como en varios países de Hispanoamérica, las guerras de independencia desembocaron en crueles enfrentamientos sociales y raciales, pues las sociedades americanas comprendían muchos grupos étnicos, cuyos intereses eran muy contrapuestos. Durante el período colonial esas tensiones estaban dormidas, pero despertaron en forma brusca con el advenimiento de las revoluciones hispanoamericanas. Casos como los procesos de independencia de México y de Venezuela son muy demostrativos, y también sumamente dramáticos. En el caso chileno, la sociedad era bastante más compacta y homogénea, por lo cual la guerra en nuestro país no tuvo la virulencia de los enfrentamientos en los otros países de la región. Pero igual hubo guerra.

A estas alturas del conocimiento historiográfico, es bueno dejar atrás ciertos paradigmas que son obsoletos, y examinar la realidad humana con las huellas que el pasado nos ha dejado, mediante una investigación científica y un razonamiento riguroso. Y, al hacerlo, se advierte que la realidad histórica, tanto en nuestro país como en el mundo, es como las personas: ni blanca, ni negra, sino que gris.

Autor: Eduardo Alberto Arriagada Aljaro

Cargo: Historiador del Museo Histórico y Militar de Chile

Fecha: 08-08-2023